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UNGIDO POR DIOS

Franco cumplió la misión que Dios le había encomendado de ser un agente del Reino de Dios en la tierra… la de España concretamente. Y para ello recibió las Gracias necesarias para cumplirla… y fueron muchas. Como muchos santos, tuvo una infancia difícil de mucha humillación y sufrimiento en la que encontró alivio en Dios.

Desde sus primeros años en el Ejército ya se convirtió en una leyenda por su “baraka” , como lo llamaban los moros, una protección providencial que le cubría las espaldas como a los apóstoles. Su arrojo y valor proverbial se sustentaban en su Fe que le libraba del miedo y le prevenía de los peligros.

Igualmente tuvo la ayuda del Espíritu Santo en sus estrategias militares, insólitas y en muchos casos consideradas locura por sus compañeros, pero que siempre le daban la victoria en las situaciones más difíciles. Y esa ayuda continuó a lo largo de toda su vida y su mandato. De ahí la consciencia colectiva de que se trataba de un Caudillo POR LA GRACIA DE DIOS. Pero mucho más aún, recibió el nombre de “Ángel salvador” por boca de la misma Virgen María en unas Apariciones extraordinarias que tuvieron lugar en una aldea de Guipúzcoa llamada Ezquioga a principios de los años 30, con toda clase de dones místicos: milagros eucarísticos, bilocaciones, estigmas, etc. Allí la Virgen anunciaba lo que la República tramaba y lo que iba a ocurrir si no se atendía a sus mensajes, tanto así que los videntes fueron encarcelados como supuestos espías. El 18 de julio de 1931 anunció el comienzo de la Guerra Civil cinco años después. La jerarquía de la Iglesia, en su mayor parte, no atendió a estos mensajes y persiguió a los videntes, niños en su mayoría, junto con el gobierno, ingresándoles en psiquiátricos. Sin duda que la persecución sufrida por la Iglesia poco después no es ajena a este desprecio de los mensajes y dones del Cielo, cosa que desgraciadamente se repite en la actualidad en tantos casos en que el Cielo ha anunciado lo que ya está ocurriendo y lo que estaría por venir.

Durante toda su vida al frente de los destinos de España y en momentos cruciales, recibió mensajes directos de Dios a través de dos mujeres: Ramona “la catalana”  y la Madre Esperanza, recientemente beatificada. En uno de esos mensajes, Dios le avisaba de que no entrara en la II Guerra Mundial.

Dios también envió mensajeros a Hitler a través de la estigmatizada bávara Teresa Neumann, así como a Mussolini, dándoles instrucciones y avisos del peligro de apartarse de Su Voluntad, y quien sabe si no lo habrá hecho también con sus enemigos, pues Dios siempre ofrece Su auxilio a los hombres, en especial a los que detentan autoridad.  A diferencia de Franco, ellos no hicieron caso.

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